Lisboa, la capital de Portugal, es una ciudad que parece sacada de un cuento de hadas. Sus colinas ondulantes, sus callejones empedrados y sus edificios históricos la convierten en uno de los destinos más encantadores de Europa. Como amante de los viajes, me siento emocionado de compartir contigo esta guía que destaca los 23 lugares más bonitos que debes visitar en Lisboa.
En estarticulo, te llevaré a través de los lugares más icónicos de Lisboa, dedicando a todos ellos un minimo de 2 dias en la ciudad. También descubriremos la rica escena gastronómica de la ciudad. Prepárate para un viaje lleno de descubrimientos, cultura y belleza escénica.
Elevador de Santa Justa
El elevador de Santa Justa es uno de los iconos arquitectónicos que definen a Lisboa, este elevador, con su estructura de hierro y diseño neo-gótico, es toda una majestuosidad. Situado en el corazón de la ciudad, conecta los barrios Baixa y Chiado y se erige no solo como una maravilla funcional, sino también como un mirador desde el cual se obtienen vistas panorámicas impresionantes de Lisboa.
Diseñado por el ingeniero Raoul Mesnier du Ponsard, se dice que fue un aprendiz del famoso Gustave Eiffel pero no hay nada escrito sobre esto, el Elevador de Santa Justa fue inaugurado en 1902 y rápidamente se convirtió en una pieza esencial de la infraestructura lisboeta. Con una altura de 45 metros, al llegar a la cima, puedes disfrutar de una terraza que ofrece vistas de 360 grados de la ciudad, desde el Castillo de San Jorge hasta el río Tajo, las vistas más bonitas de estos 3 días por Lisboa.
Precios:
Con la tarjeta Lisboa Card es gratis y puedes aprovecharlo. Pagar el billete en el propio elevador cuesta 5.30€ que puede ser mucho dinero para quien va con el presupuesto más justo. Para ahorraros este dinero, podéis subir las escalera, ir por la Rua do Carmo y entrar GRATIS al mirador paralelamente a la iglesia do Carmo.
Horario
07:00 a 21:00
La torre de Belem, uno de los lugares a visitar más bonitos de Lisboa
La Torre de Belém es, sin lugar a dudas, uno de los monumentos más icónicos de Lisboa y, de hecho, de todo Portugal. Esta fortificación, situada en la margen del río Tajo, ha sido testigo de la rica historia marítima de la nación y del espíritu explorador de los portugueses.
Pero más allá de su función, es su arquitectura lo que verdaderamente fascina. La Torre de Belém es un deslumbrante ejemplo del estilo manuelino, una variante portuguesa del gótico tardío, que incorpora motivos marinos y descubrimientos de las exploraciones ultramarinas. Una joya arquitectonica que no te puedes perder en tu recorrido de 3 días por Lisboa.
Elevador de Bica
Este pintoresco funicular, a menudo eclipsado por su hermano más famoso, el Elevador de Santa Justa, es una joya escondida en las entrañas de Lisboa y que no te puedes perder en tu ruta de 3 días por Lisboa. Inaugurado en 1892, ha estado subiendo y bajando la empinada calle da Bica de Duarte Belo durante más de un siglo, facilitando el viaje entre el barrio de la Baixa y el de Bairro Alto.
Este elevador es una de las imágenes más icónicas de Lisboa, especialmente cuando se ve contra el telón de fondo de las casas coloridas y el río Tajo en la distancia. Los tranvías amarillos brillantes, con sus maderas gastadas y rieles chirriantes, son una fotografía del pasado que sigue viviendo en el presente.
Plaza de Rossio
La Plaza de Rossio, oficialmente conocida como Praça Dom Pedro IV, es el corazón palpitante de Lisboa, donde la historia, la cultura y el urbanismo se entrelazan, es uno. Desde hace siglos, ha sido el epicentro de encuentros, protestas y festividades. Dominando la plaza, se alza la majestuosa estatua de Dom Pedro IV, con dos fuentes ornamentales a cada lado.
En sus lados, edificios con fachadas ornamentadas albergan cafés históricos como el Café Nicola, un punto de encuentro desde el siglo XVIII y uno de los lugares más bonitos a visitar en Lisboa.
Mirador da Graça
El Mirador da Graça, también conocido como Miradouro da Senhora do Monte, es un tesoro oculto en Lisboa que ofrece vistas panorámicas espectaculares de la ciudad. Situado en el tranquilo barrio de Graça, este mirador te regala una perspectiva impresionante de la ciudad de las siete colinas. Desde aquí, puedes contemplar el Castillo de San Jorge en su majestuosidad, el río Tajo que serpentea por la ciudad, y los techos rojos de Lisboa extendiéndose hasta el horizonte.
Cafetería Pastéis de Belém
Uno de los lugares más emblemático para visitar en Lisboa que en esta pastelería para saborear el tradicional pastel de nata, una deliciosa tartaleta de crema que ha conquistado paladares en todo el mundo. Pero, en Pastéis de Belém, no solo te estás llevando a la boca un pastel, sino una porción de historia.
Al entrar, una cosa que inmediatamente me llamço la atención fue el ambiente. Las baldosas azules y blancas, típicamente portuguesas, decoran las paredes, evocando un sentimiento nostálgico. Es un lugar con un constante bullicio: locales, turistas, familias, todos anhelando probar, ¡o repetir!, esos famosos pastéis recién salidos del horno.
Mirador de la Puerta del Sol
A solo unos pasos de distancia de otros miradores, te encuentras con el Miradouro da Porta do Sol, uno de los lugares más bonitos para visitar en el atardecer de Lisboa. A menudo, pienso en este mirador como el «balcón de Lisboa». Ofrece una vista más amplia y elevada de la ciudad. La plaza, rodeada de árboles y bancos, es un punto de encuentro para locales y turistas por igual.
La Catedral de la Sé
La Catedral de la Sé, oficialmente conocida como la Sé de Lisboa, es una de las joyas arquitectónicas más antiguas y emblemáticas de la capital portuguesa. Su nombre completo es «Santa Maria Maior de Lisboa», pero todos la conocen cariñosamente como «Sé», que simplemente significa catedral en portugués.
Situada en el corazón del histórico barrio de Alfama, la Sé destaca con su robusta apariencia, característica de la arquitectura del período románico. Fue construida en el siglo XII, tras la reconquista de Lisboa por el rey Alfonso I de Portugal. Su función inicial era también la de una fortificación, lo que explica su diseño macizo y fortificado.
Horario:
- Noviembre a Mayo:
- De Lunes a Sábado: desde 10.00 am a 6.00 pm
- Junio a Octubre: desde
- De Lunes a Sábado: de 9.30 am a 7.00 pm
- Domingos y días festivos: Cerrado
Precio:
- Adultos: 5€
- Niños de 7 a 12 años: 3€
- Menores hasta 6 años: Gratis
Mirador de Santa Luzia
El Mirador de Santa Luzia es un pequeño oasis en medio de la agitada vida urbana. Con sus pérgolas blancas cubiertas de buganvillas, es el lugar perfecto para disfrutar de una vista panorámica impresionante del barrio de Alfama, con sus tejados rojos y el azul sereno del río Tajo al fondo. El lugar esta adornado con azulejos tradicionales portugueses que narran escenas históricas, aportando un toque artístico y cultural al mirador.
Vuelta por el barrio de Alfama
Pasear por las calles de Alfama es como adentrarse en el corazón más ancestral de Lisboa. Es el barrio más antiguo de la ciudad, y, afortunadamente, logró resistir al devastador terremoto de 1755, lo que nos permite disfrutar de su estructura medieval intacta. Las callejuelas serpenteantes y empinadas, las escaleras de piedra, los patios ocultos y las fachadas desgastadas con ropa colgando, todo en Alfama respira historia y autenticidad.
A medida que te adentras, te encuentras con joyas como la Sé de Lisboa, una catedral que data del siglo XII, y el mirador de Santa Luzia, desde donde puedes disfrutar de vistas panorámicas del río Tajo y del barrio en sí. Si te aventuras un poco más, el Castillo de San Jorge se alza majestuoso, ofreciendo no solo un viaje al pasado medieval de la ciudad, sino también algunas de las mejores vistas panorámicas de Lisboa.
Alfama, sin duda es uno de los lugares a visitar en Lisboa, en sus calles, uno siente la melancolía del fado, que resuena desde tabernas escondidas o incluso desde alguna ventana abierta. Esta música, que nació en este barrio, narra las alegrías y tristezas de la vida cotidiana.
Monasterio de los Jerónimos
El Monasterio de los Jerónimos, o «Mosteiro dos Jerónimos» en portugués, es uno de los sitios más emblemáticos y majestuosos de Lisboa. Situado en el corazón del barrio de Belém, este monumento es un testimonio del apogeo de la Era de los Descubrimientos de Portugal y de la rica historia marítima del país.
Al recorrer el monasterio, uno de los lugares que más me impresiona es el claustro. Su diseño es simplemente exquisito, con columnas esculpidas en detalle y una atmósfera de serenidad que invita a la reflexión.
Memorial Judío y la iglesia de Santo Domingo
El Memorial Judío de Lisboa, ubicado cerca de la Iglesia de Santo Domingo, es un conmovedor tributo a las víctimas de la Inquisición del siglo XVI. Esta sombría época vio la persecución, conversión forzada y, en muchos casos, la ejecución de la comunidad judía de Portugal. El monumento, sencillo, pero evocador, está inscrito con palabras que recuerdan este doloroso período.
A pocos pasos, la Iglesia de Santo Domingo, aunque hermosa, lleva cicatrices de su propio pasado. Sobreviviendo a terremotos y a incendios, sus paredes gastadas y columnas chamuscadas se erigen como testigos del paso del tiempo.
Plaza de los Restauradores
Este es uno de esos lugares que siempre recomiendo visitar en Lisboa, ya que ofrece una mezcla de historia, arquitectura y vida urbana. La Plaza de los Restauradores se encuentra en el corazón de Lisboa, justo al final de la famosa Avenida da Liberdade, una de las principales arterias de la ciudad repleta de tiendas de lujo, teatros y cafés históricos. La plaza debe su nombre a la restauración de la independencia portuguesa en 1640, tras 60 años de dominio español.
El elemento más distintivo de la plaza es el Monumento a los Restauradores. Este obelisco, que se levanta orgullosamente en el centro, conmemora la liberación de Portugal del dominio español. Las fechas grabadas en la base hacen referencia al inicio y al final de la ocupación española.
La plaza está rodeada por edificios de notable arquitectura, entre los que destaca el Edén Teatro, un antiguo cine que ha sido transformado en un hotel, pero que aún conserva su imponente fachada Art Déco.
Tranvía 28
El Tranvía 28 de Lisboa es un icono de la ciudad que ofrece una experiencia única a los visitantes. Este pintoresco tranvía amarillo serpentea por estrechas calles empedradas y empinadas colinas. Desde el bullicioso centro de la ciudad hasta Alfama y el mirador de Santa Luzia, el Tranvía 28 pasa por monumentos históricos, iglesias antiguas y coloridos edificios revestidos de azulejos. Es una forma auténtica de explorar la ciudad y absorber su ambiente único, convirtiéndolo en una experiencia imperdible para cualquier viajero que quiera conocer el corazón de Lisboa.
La mejor opción para rentabilizar el billete es comprar el de 24 horas que cuesta un poco más de 6 euros (el sencillo cuesta 3 euros) e incluye el Elevador de Santa Justa y el da Gloria aunque si vas a visitar los principales monumentos de Lisboa lo mejor es comprar la Lisboa Card que también lo incluye. Puedes encontrar más información sobre esta tarjeta turística en este post sobre la Lisboa Card.
El Barrio Alto
El Barrio Alto es un de los fascinantes lugares a visitar en Lisboa. El barrio, parecido a un laberinto, esta repleto de calles estrechas y empedradas, llenas de historias, misterios y vibraciones bohemias.
Originalmente, un barrio de pescadores y trabajadores, hoy es el corazón de la vida nocturna de la ciudad. Al caer la noche, sus innumerables bares, restaurantes y casas de fado cobran vida, atrayendo tanto a locales como a visitantes en busca de diversión y cultura.
De día, es un lugar ideal para pasear, descubriendo tiendas vintage, galerías de arte y murales de graffiti. Su encanto reside en su atmósfera auténtica, donde cada esquina parece contar una historia diferente a descubrir en tu viaje de 3 días por Lisboa.
Monumento a los Descubridores
El Monumento a los Descubridores, conocido en portugués como «Padrão dos Descobrimentos», es una de las estructuras más icónicas y evocadoras de Lisboa. Situado a orillas del río Tajo, en el histórico barrio de Belém, este impresionante monumento rinde homenaje a los audaces exploradores portugueses que, durante los siglos XV y XVI, embarcaron en viajes que mapearon mundos desconocidos y conectaron continentes.
Una recomendación para quienes visitan el Monumento a los Descubridores es subir al mirador situado en su cima. Desde allí, se obtiene una vista panorámica impresionante de Belém, del río Tajo y de otros sitios de interés cercanos, como la Torre de Belém y el Monasterio de los Jerónimos.
Castillo de San Jorge
El Castillo de San Jorge, en Lisboa, es un impresionante testimonio de la historia de la ciudad. Esta fortaleza morisca, que se alza majestuosamente sobre una de las colinas de Lisboa, ofrece vistas panorámicas inigualables de la capital portuguesa y el río Tajo. Sus murallas centenarias, torres y jardines son un recordatorio tangible del pasado medieval de la ciudad.
Plaza del Comercio
La Plaza del Comercio, o Praça do Comércio en portugués, es una joya arquitectónica y cultural en Lisboa. Ubicada junto al río Tajo, esta impresionante plaza es conocida por su inmensidad y belleza. Rodeada de edificios de color amarillo brillante y arcos monumentales, la plaza es un símbolo de la historia y la importancia comercial de la ciudad. Ofrece vistas panorámicas al río y al icónico Puente 25 de Abril. Hoy en día, es un lugar popular para pasear, disfrutar de la arquitectura y sumergirse en la atmósfera vibrante de Lisboa.
Barrio de Chiado
El barrio de Chiado, esta situado entre el Bairro Alto y la Baixa, es conocido por ser el barrio literario y bohemio de la ciudad, un epicentro de cultura, moda e historia.
Chiado ha sido el hogar de escritores, artistas y músicos, y aún hoy, puedes sentir esa esencia en sus calles. La famosa «Brasileira«, uno de los cafés más antiguos de Lisboa, ha sido testigo de innumerables debates literarios y aún ostenta una estatua de Fernando Pessoa, el poeta portugués más célebre, invitándote a compartir una mesa con él.
Librería Bertrand
La Librería Bertrand no es solo una librería; es una institución, un hito, y un testimonio viviente de la rica herencia cultural de Lisboa. Esta librería tiene el honor de ser reconocida por el Libro Guinness de los Récords como la librería más antigua en funcionamiento en el mundo, habiendo abierto sus puertas en 1732.
Jardines de Alfonso de Albuquerque
Los Jardines de Alfonso de Albuquerque son uno de esos rincones en Lisboa que quizás no acaparen los titulares de las guías turísticas, pero que sin duda merecen una visita si buscas un momento de tranquilidad y belleza en la ciudad. Los senderos bordeados de árboles y flores te invitan a pasear y disfrutar de la naturaleza. Estos jardines te ofrecen la oportunidad de sentarte y relajarte mientras observas el ir y venir de los barcos en el río.
Paseo por la Rua Augusta hasta Plaza del Comercio
Caminar por la Rua Augusta en Lisboa es sumergirse en la esencia vibrante de la ciudad. Es el corazón de la Baixa, con sus mosaicos en zigzag, artistas callejeros, músicos, y el constante bullicio de locales y turistas. A medida que avanzas, las tiendas históricas, los cafés y los restaurantes se despliegan a tu paso, cada uno con su propia historia y sabor.
Pero lo que verdaderamente atrapa la atención, al final de esta arteria comercial, es el majestuoso Arco da Rua Augusta. Este arco triunfal, con sus intrincadas esculturas y detalles, fue construido para conmemorar la reconstrucción de Lisboa después del devastador terremoto de 1755.
Al cruzar el arco, te encuentras con la grandiosa Plaza del Comercio (Praça do Comércio). Esta explanada, flanqueada por edificios amarillos y abierta hacia el río, es un recordatorio de la rica historia marítima y comercial de Lisboa. Es un lugar perfecto para sentarse y absorber la atmósfera de la ciudad a orillas del Tajo.
Convento do Carmo
El Convento do Carmo, situado en el corazón del barrio del Chiado, las ruinas de este convento gótico son un silente testimonio del devastador terremoto de 1755 que sacudió la ciudad. Donde una vez hubo una techumbre, ahora se encuentra el cielo abierto, y las columnas y arcos del convento se alzan majestuosamente, recordando la grandeza de una época pasada.