Cuando emprendí mi viaje a Sri Lanka, sabía que me esperaba un país repleto de maravillas naturales, riqueza cultural y aventuras inolvidables. Pero lo que encontré fue algo mucho más profundo: una tierra de contrastes fascinantes, donde cada día revelaba una nueva capa de su esencia. Desde las imponentes fortalezas en lo alto de las montañas hasta las tranquilas playas de aguas cristalinas, tuve el placer de disfrutar de más de 20 experiencias en Sri Lanka.
Playas Impresionantes
Las hay de todo tipo: largas y doradas, con suaves arenas blancas, ventosas y batidas por las olas, y kilométricas e inmaculadas. Desde las más tranquilas a las más fiesteras, las hermosas playas de Sri Lanka están a la altura de su reputación. Las playas como las de las imágenes de abajo, en Bentota y Hikkaduwa, además de auténticas y seductoras, pueden verse en excursiones de un día.
Viajar en tren – Kandy a Ella
A veces no hay manera de conseguir un asiento en el lento tren a Ella, pero se puede estar de pie en un excelente reservado con vistas al tapiz de té.
Fuera resaltan los coloridos saris de seda de las colectoras tamiles. Dentro, seguramente si recibirá tímidas sonrisas de bienvenida. En las estaciones, los vendedores pregonan sus mercancías, como los buñuelos de maíz y guindilla envueltos en viejas hojas de libreta. Desde luego es una de las 20 experiencias que no me perderia por nada del mundo en Sri Lanka.
Parque Nacional de Udawalawe
Esta enorme y verde sabana que abraza el embalse de UdaWalawe recuerda mucho a África oriental.
Hay manadas de búfalos de agua, sambares, cocodrilos, infinidad de aves y no pocos elefantes (de hecho, centenares). Sin exagerar, en lo que a paquidermos se refiere, Udawalawe es igual, o incluso mejor, que muchos de los parques nacionales más famosos de África oriental.
Anuradhapura histórica
Los vestigios del legado cultural y religioso ceilandes se aglutinan en 3 km, en cuyo centro se halla uno de los árboles más antiguos del mundo, el Sri Maha Bodhi, de más de 2000 años y permanentemente cuidado: increíble.
Los campos circundantes de monasterios semiderruidos y enormes dagobas (stupas) dan fe del papel de la ciudad como sede gubernamental de Sri Lanka durante 1000 años. Atravesar semejante pasado en bicicleta embriaga y emociona a un tiempo.
La imponente roca de Sigiriya
Los ondulantes jardines al pie de Sigiriya son un reclamo de por sí, con estanques y riachuelos artificiales que riegan sus plantas acuáticas: un plácido idilio en mitad de la sofocante campiña. Pero al levantar la vista, una mole de 370 m de altura irrumpe en el paisaje. Sigiriya, moldeada con arte y coronada por ruinas, es un imponente misterio que un maravilloso museo intenta diseccionar. Se sudará la gota gorda para llegar a lo alto, pero vale la pena.
Buceo en Trincomalee
Trincomalee, en la costa noreste de Sri Lanka, es un paraíso para aquellos que disfrutan de la fauna marina. Bucear en estas aguas azules es entrar en un mundo de arrecifes de coral vibrantes y una diversidad asombrosa de vida marina. El Pigeon Island National Park es un lugar destacado, donde uno puede nadar junto a coloridos peces tropicales, tortugas marinas, y a veces, tiburones de arrecife.
Peregrinaje al pico de Adán
Peregrinos han subido fatigosamente a la luz de las velas al pico de Adán para estar sobre la huella de Buda, respirar el aire allí donde Adán pisó la Tierra por primera vez y ver el lugar donde las mariposas acuden a morir. Hoy, los turistas se suman a los muchos creyentes locales que suben de noche para estar arriba al alba y asistir a la salida del sol entre un mar de montañas; esta mágica sensación aún cautiva tanto como seguramente le pasó al mismísimo Adán.
Kandy, la capital cultural
Kandy, capital cultural de la isla, alberga el templo del Diente de Buda, que, como bien dice su nombre, contiene un diente del propio Buda. Para los cingaleses, es el lugar más sagrado de la isla, pero para los visitantes, Kandy es mucho más: un agradable casco antiguo, un bonito lago central, un puñado de museos y, en sus inmediaciones, un hermoso jardín botánico. Quien necesite la bendición de los dioses podrá visitar fascinantes templos antiguos.
Puente de los 9 arcos
El Nine Arch Bridge, ubicado en Ella, es una maravilla de la ingeniería y un espectáculo impresionante en medio de exuberantes paisajes verdes. Este puente ferroviario, construido durante la época británica, es un ejemplo perfecto de la fusión de belleza natural y logro humano. Las vistas desde el puente son espectaculares, especialmente cuando la neblina matutina se levanta sobre los valles.
La ineludible fortaleza de Galle
El hombre y la naturaleza unieron esfuerzos para producir esta obra de arte arquitectónica. Los neerlandeses trazaron calles y edificios, los cingaleses les añadieron color y estilo, y la naturaleza hizo el resto: Revestirla de una capa aterciopelada de vegetación tropical, humedad y aire salino. El resultado es un encantador casco antiguo con decenas de galerías de arte, tiendas singulares, cafés-boutique y alojamientos, algunos de ellos espléndidos. Para los turistas es, sin duda, el gran reclamo urbano del país.
Surf en la Bahía de Arugam
El largo rompiente de derechas del extremo sur de la bahía de Arugam, el corazón de la creciente escena surfera de Sri Lanka, está considerado el mejor del país. De abril a septiembre los surfistas son habituales, aunque hasta noviembre hay algún día bueno para intentarlo. Pero el ambiente se prolonga todo el año, con locales de alquiler y de reparación, además de cantidad de garitos baratos y distendidos para dormir o tomar cervezas, o ambas cosas. Quien quiera más tranquilidad, hay más rompientes cerca, arriba y abajo por la costa.
Sentirse sanado: Ayurveda
Quien empiece a sentir el peso de los siglos, quizás agradezca una sauna ayurvédica. El ayurveda es una práctica ancestral y sus devotos aseguran obtener enormes beneficios. Para procurar equilibrio al cuerpo y al alma se sirve de plantas medicinales, especias, aceites y demás. Hay personas que ingresan en clínicas para someterse a diferentes regímenes, mientras que a otras les basta con una tarde de mimos en un spa de lujo. En la costa oeste, en los alrededores de Beruwela, la oferta es abrumadora.
En busca del Leopardo en Yala
El Parque Nacional de Yala es un santuario para los amantes de la naturaleza y la vida salvaje, una de las mejores 20 experiencias que no puedes perderte en Sri Lanka. Durante mi safari, todo fue bastante único: desde el avistamiento de elefantes majestuosos en su hábitat natural hasta la emocionante búsqueda del esquivo leopardo de Sri Lanka. El parque es un mosaico de ecosistemas, desde bosques húmedos hasta praderas abiertas, hogar de una diversidad de fauna que incluye cocodrilos, monos, y una variedad de aves.
Playas desconocidas
Las soberbias playas del este y el norte de Sri Lanka empiezan a seducir a los viajeros en detrimento de las, más famosas, del oeste y el sur. Para empezar, nada como Nilaveli, al norte del emergente centro turístico de Uppuveli, una idílica y larguísima playa de arena blanca abrazada por palmeras y libre de cafés, pensiones y gentío. Para disfrutar de este edén, basta con desviarse de la solitaria carretera del litoral por cualquier camino de tierra.
Rafting en Kitulgala
Kitulgala es el destino ideal para los amantes de la aventura, especialmente para quienes buscan emociones en aguas bravas. El rafting en el río Kelani puedee ser una experiencia emocionante, navegando por rápidos que van desde moderados hasta desafiantes. Además del rafting, Kitulgala ofrece oportunidades para el senderismo y la exploración de cuevas antiguas, lo que lo convierte en un paraíso para los aventureros.
LLanuras de Hortons Plains
Barridas por el viento en la región montañosa de Sri Lanka, las desgarradoras llanuras de Horton son una visión sorprendente en un país tropical, al igual que la escarcha, que brinda una fresca y placentera excursión al alba (hay que abrigarse un poco). Y cuando se sale de la neblina de estos desolados páramos aparece, de repente, el Fin del Mundo y vistas de la mitad de la isla, o eso parece.
Avistamiento de Ballenas Mirissa
En su día la gente visitaba las playas del sur de Sri Lanka para holgazanear bajo las palmeras y, quizá, salir en barco para sumergirse y ver de cerca algunos pececitos. Pero de pronto alguien se percató de que el océano también era el hogar del mayor ser vivo del planeta, la ballena azul (por no hablar de los cachalotes, de tamaño similar). Así, hoy, cada mañana (en temporada), zarpan barcos desde Mirissa tras la pista de estas criaturas únicas.
Visitar una plantación de té
Sri Lanka podía definirse como un escarpado conjunto tapizado de selva. Pero con la llegada de los británicos, siempre ávidos de una taza de té, se taló toda la selva y la zona se convirtió en una gigantesca plantación de té. Hoy, visitar las instalaciones de la Dambatenne Tea Factory, levantada por Lipton cerca de Haputale, y ver cómo se elabora el té más famoso del mundo es algo fascinante, verdaderamente una de las 20 experiencias que no me perderia por nada del mundo en Sri Lanka.
Legado colonial
El legado colonial de Sri Lanka es una faceta fascinante de su historia, visible en su arquitectura, costumbres y, en menor medida, en su idioma. Caminando por las calles de Colombo, Galle, y otras ciudades, me encontré con imponentes edificios coloniales que datan de los periodos portugués, holandés y británico. Estos edificios no solo son hermosos, sino que también cuentan la historia de la influencia extranjera en la isla.
Ruinas de Polonnawura
Polonnaruwa, un viaje atrás en el tiempo a una antigua capital de Sri Lanka, es un lugar donde la historia cobra vida entre ruinas y templos. Recorrer este sitio del Patrimonio Mundial de la UNESCO fue como caminar por las páginas de un libro de historia viviente. Las imponentes estatuas de Buda en Gal Vihara, talladas directamente en la roca, son un testimonio del arte y la devoción de una era pasada. Explorar el antiguo palacio real y los templos me permitió apreciar la riqueza cultural y la sofisticación de los reinos antiguos de Sri Lanka.
La cocina de Sri Lanka
La cocina de Sri Lanka es un festín para los sentidos, repleto de sabores intensos y texturas variadas. Cada plato refleja la diversidad cultural de la isla, incorporando influencias de la cocina india, árabe y europea. Lo más destacado fue compartir la comida con lugareños, una experiencia que me permitió no solo degustar, sino también comprender la cultura de Sri Lanka a través de sus sabores.